¿Cómo afecta el alcohol al cerebro? 7 consecuencias negativas de su consumo

El alcohol es una sustancia conocida por la humanidad desde hace miles de años.. Desde sus inicios, se ha utilizado y consumido regularmente con fines médicos, religiosos y culturales. Para la mayoría de las personas, beber alcohol es una parte esencial del ocio, por lo que todas las celebraciones van acompañadas de bebidas y brindis. Cerveza después del trabajo, una copa de vino con el almuerzo, un campeón al final del año… estos son solo algunos ejemplos de cómo esta sustancia forma parte de nuestro día a día.

Si bien su uso se ha ampliado y estandarizado ampliamente, la realidad es que el alcohol es una droga. Sin embargo, es una droga legal, por lo que es muy sencilla de obtener. Para ello, lo único que tienes que hacer es dirigirte a un supermercado, gasolinera o bar/restaurante. Si bien los eventos sociales han seguido estando presentes, la conciencia sobre los efectos del alcohol en la salud ha aumentado en los últimos años. En otras palabras, el público en general ya sabe que demasiado alcohol es dañino para el cuerpo.

Pero aún, La mayoría de la gente no sabe exactamente cómo el alcohol puede afectar nuestra salud.. Además, existe cierta discrepancia entre la información disponible hoy y los comportamientos de consumo observados. De esta forma, el consumo responsable no siempre sigue la teoría conocida.

En cualquier caso, la verdadera toma de conciencia no es tarea fácil, ya que muchos de los efectos negativos de esta sustancia sobre la salud se producen a medio y largo plazo, no de forma inmediata. Por lo tanto, la relación entre estos daños y el consumo de alcohol no siempre es clara.

Más allá de las creencias y autoengaños que solemos llevar, es la evidencia científica la que determina cómo el consumo de alcohol afecta realmente a la salud. Nuestro cerebro es uno de los órganos más vulnerables a sus efectos, por lo que es útil analizar los daños que se pueden sufrir para hacerse una idea del impacto potencial de la bebida en nuestro bienestar. En este artículo repasaremos cómo el alcohol afecta al cerebro.

¿Qué es el alcohol?

Antes de decidir cómo puede afectar esta sustancia a nuestro cerebro, aclaremos a qué llamamos alcohol. El alcohol es un líquido incoloro, que tiene un olor muy característico y es soluble en agua y grasa. Es una sustancia psicoactiva, capaz de deprimir nuestro sistema nervioso central y generar dependencia. Aunque aporta calorías, no aporta nutrientes interesantes al organismo (vitaminas, proteínas o minerales…).

Por ser una droga de consumo habitual en entornos sociales, la adicción que puede producir no solo tiene un componente físico, sino también psicológico. Como ya hemos comentado, es una sustancia muy presente en nuestros hábitos culturales, lo que hace que un alto porcentaje de la población la consuma de forma habitual.

Se considera bebida alcohólica cuando en su composición está presente etanol. (un tipo de alcohol, también conocido como alcohol etílico) de origen natural u obtenido, con una concentración igual o superior al 1% en volumen. De esta forma, no todas las bebidas contienen la misma cantidad de alcohol. En esencia, se pueden distinguir dos tipos de bebidas alcohólicas:

  • bebidas fermentadas: Este tipo de bebidas provienen de frutas o cereales. Gracias a la acción de las levaduras, sus azúcares se convierten en alcohol. Estos incluyen vino (de uvas), sidra (de manzanas) o cerveza (de cebada y otros cereales).
  • bebidas destiladas: Este tipo de bebida se elabora mediante un procedimiento denominado destilación, en el que parte del agua de las bebidas fermentadas se elimina mediante calor. Por lo que tienen una mayor cantidad de alcohol que los fermentados. Las bebidas destiladas incluyen brandy, ginebra, whisky, ron o vodka

Consumo de alcohol: ¿cómo afecta a nuestro cerebro?

Como ya hemos visto, existen diferentes tipos de bebidas alcohólicas, aunque cada una de ellas divide una composición en la que el etanol o el alcohol etílico está presente en mayor o menor cantidad. La forma en que el alcohol afecta al cerebro se verá modificada por diversos factores, como el sexo, la edad, el peso, la altura, el estado de salud o el estado emocional, entre otros. En general, sin embargo, todos los que beben alcohol tienen efectos similares. Aparte del estado de embriaguez inmediato y posterior embriaguez del día siguiente, vamos a recopilar algunos de los posibles efectos de esta sustancia sobre el sistema nervioso.

1. Debilidad del hipocampo

El hipocampo es una estructura esencial en nuestro cerebro, porque participa en funciones clave como el aprendizaje y la memoria. El consumo de alcohol puede causar daños en el hipocampo, dando como resultado ligeros olvidos e incluso amnesia que hace que te olvides de las situaciones vividas.

2. Conexiones alteradas de la corteza prefrontal

El consumo de alcohol interrumpe las conexiones en esta área del cerebro. La corteza prefrontal juega un papel importante en el control de la realeza, por lo que beber puede causar problemas de realeza y agresión, alterando especialmente el comportamiento humano.

3. Cambio de neurotransmisores

El alcohol altera el equilibrio químico de nuestro cerebro, modulando los niveles de algunos neurotransmisores. Incluyen la serotonina, que está involucrada en la regulación del estado de ánimo. Así, beber puede desencadenar trastornos emocionales que en los casos más graves desembocan en trastornos como la depresión o la ansiedad.

4. Pérdida de la conciencia

El alcohol puede causar desmayos y pérdida breve del conocimiento. En casos de consumo más importante, puede ocurrir un fenómeno conocido como coma etílico, que requiere intervención médica inmediata. Esto ocurre cuando una persona tiene entre 2 y 4 gramos de alcohol en la sangre, por lo que puede morir sin una acción rápida.

5. Síndrome de abstinencia

Con el consumo excesivo y normal de alcohol y la dependencia de esta sustancia ya entrelazados, la abstinencia repentina puede ser un desafío. Deja de aparecer la bebida que provoca el temido síndrome de abstinencia, una que comienza 48-72 horas después de dejar de usarlo y causa síntomas como irritabilidad, nerviosismo, taquicardia, náuseas, vómitos y sudoración. En los casos más severos de abstinencia, ocurre una condición llamada Delirium Tremens, en la que se reducen la frecuencia respiratoria, las alucinaciones, las convulsiones y las alteraciones del ritmo cardíaco. Todo esto puede poner en peligro la vida.

6. Deficiencia de vitamina B1 o tiamina

Las personas que consumen alcohol en grandes cantidades a largo plazo tienden a mostrar una deficiencia de vitamina B1, también conocida como tiamina. El consumo excesivo de este fármaco interfiere en el metabolismo de esta vitamina en el organismo, por lo que no se absorbe aunque se adopte una dieta equilibrada. Esta deficiencia de tiamina puede conducir al desarrollo de una enfermedad conocida como síndrome de Wernicke-Korsakoff, un trastorno en el que la persona experimenta síntomas como: confusión, ataxia, nistagmo, pérdida severa de memoria o alucinaciones visuales y/o auditivas.

7. Síndrome de alcoholismo fetal

Para las mujeres embarazadas, el consumo de alcohol (por pequeño que sea) puede tener graves consecuencias para el feto. Cuando la madre bebe alcohol, esta sustancia pasa al bebé a través del cordón umbilical. Esto puede llevar a un aborto espontáneo, aunque en ocasiones también puede ocurrir un cambio conocido como Síndrome Alcohólico Fetal (SAF). Se caracteriza por un retraso en el crecimiento prenatal y posnatal, cambios en el sistema nervioso, rasgos característicos (labio superior delgado, microcefalia, puente nasal bajo…) y otras anomalías congénitas.

Si bien el SAF es la manifestación más grave, El consumo de alcohol de amplio espectro puede provocar cambios en el niño, de manera que algunos de los rasgos mencionados estén presentes pero no todos. Por todas estas razones, no se debe consumir ni una gota de alcohol durante el embarazo, ya que tiene una fuerte influencia en el desarrollo del feto. Además de los síntomas más evidentes, las investigaciones han demostrado que el consumo de alcohol durante el embarazo puede estar relacionado con numerosos problemas a medio y largo plazo en los niños, como hiperactividad, déficit de atención o bajo coeficiente intelectual.

Conclusiones

En este artículo, hemos explorado los efectos dañinos del alcohol en el cerebro. Esta sustancia es muy consumida, ya que es legal y tiene una gran aceptación cultural como elemento de ocio. Aunque la población se ha vuelto cada vez más consciente en los últimos años de los riesgos potenciales del abuso, no se conoce en detalle cómo afecta el alcohol a nuestra salud, especialmente en lo que se refiere al sistema nervioso.

Aparte de la intoxicación inmediata, beber puede causar daños a medio y largo plazo en nuestro cerebro. Esta sustancia altera la química del cerebro, genera dependencia y abstinencia cuando se deja de consumir, degrada el hipocampo, inhibe la absorción de tiamina y podemos perder el conocimiento e incluso generar coma. Para las mujeres embarazadas, el alcohol puede ser de alto riesgo para el bebé, que ingiere la sustancia por la madre a través del cordón umbilical. Esto puede conducir a problemas graves, como aborto espontáneo o síndrome de alcoholismo fetal (FAS).

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